Etapa para la que se recomienda: Secundaria de Adultos
INTRODUCCIÓN
La simulación de un juicio con jurado en el aula constituye una estrategia didáctica de alta eficacia para integrar, en una misma experiencia, el desarrollo de habilidades comunicativas, pensamiento crítico y competencias cívicas. Mediante esta dinámica, el alumnado adopta roles claramente definidos —defensa, fiscalía o jurado— y participa en un proceso secuenciado de exposición, debate y deliberación centrado en dilemas de marcado carácter ético o social. Lejos de ser una actividad meramente lúdica, la propuesta reproduce las exigencias de una comunicación formalizada: normas precisas, objetivos concretos y la obligación de sustentar cada intervención con datos, evidencias y argumentos contrastables.
En el ámbito de la educación de personas adultas, la metodología adquiere un valor añadido. Conecta el aprendizaje con situaciones próximas a la vida real, exige la toma de decisiones activa y consolida competencias fácilmente transferibles a contextos personales, laborales y comunitarios. La dinámica no solo perfecciona la capacidad de hablar en público o estructurar un discurso; también fomenta la participación responsable, el análisis riguroso de la información y el respeto a la diversidad de opiniones dentro de procesos dialógicos y de negociación.
La recreación del juicio con jurado brinda, además, la ocasión de introducir principios fundamentales de la teoría comunicativa. Se activa así un espacio deliberativo que se acerca a la “acción comunicativa” descrita por Jürgen Habermas: un marco en el que los argumentos no se imponen por autoridad, sino que buscan legitimarse mediante la pretensión de validez —racionalidad, coherencia y capacidad de persuasión en condiciones de igualdad. La verdad no se decreta, se argumenta; y el eventual acuerdo es fruto del entendimiento, nunca del poder. El recurso a un lenguaje normativo, sustentado en pruebas objetivas y fuentes fiables, facilita asimismo la transición hacia formas de comunicación más precisas y eficaces.
En definitiva, se trata de una práctica que entrelaza aprendizaje, comunicación y ciudadanía en un entorno cooperativo, inclusivo y dialógico. Una metodología que no solo enseña a debatir, sino también a convivir, argumentar, disentir y construir colectivamente.
INTENCIÓN COMUNICATIVA
Se comunica con el fin de, según el rol asignado (defensa o fiscalía) haya que defender con pruebas una tesis clara y coherente, sustentándola en evidencias verificables, criterios lógicos y referencias normativas pertinentes. Con el fin de que el jurado comprenda con claridad la tesis defendida, reconozca la solidez y pertinencia de las pruebas, contraste críticamente los argumentos en conflicto y disponga de criterios suficientes para emitir un veredicto razonado
COMPETENCIAS DEL DEBATE TRABAJADAS
A lo largo del juicio simulado se desarrollan progresivamente competencias comunicativas y argumentativas propias del debate académico (enlace). Cada fase —alegato, discusión y deliberación— activa destrezas específicas que, combinadas, ofrecen una formación completa en los fundamentos del debate.
– Alegatos (inicial y final). El alumnado practica la estructuración clara del discurso —introducción persuasiva, desarrollo con argumentos sólidos y conclusión impactante— y la persuasión retórica mediante recursos verbales y no verbales: entonación, ritmo, gestualidad, pausas y fórmulas retóricas. El dominio de estos elementos convierte el hablar en una intervención significativa, con intención comunicativa definida y acorde al rol.
– Discusión y refutación. Se desplaza el foco a la escucha activa y la reacción argumentativa en tiempo real. Se trabaja la identificación de falacias o errores, el uso de datos verificables y ejemplos contrastados y la formulación de preguntas estratégicas que evidencien inconsistencias del oponente. Requiere atención sostenida, agilidad mental y compromiso con la veracidad y la lógica.
– Deliberación del jurado. Se entrenan la evaluación crítica, la toma de notas significativas y la aplicación de criterios objetivos para emitir un juicio, junto con análisis, imparcialidad y síntesis. Cuando se busca consenso, se añade la capacidad de dialogar, ceder, convencer o ser convencido, promoviendo decisiones basadas en la reflexión compartida. Esta dimensión refuerza el valor democrático del aprendizaje y activa cooperación, empatía y respeto a la diversidad de criterios.
DESCRIPCIÓN DE LA DINÁMICA Y ROLES
La estructura del juicio con jurado se organiza en torno a un modelo jurídico-didáctico adaptado al aula, que toma como referencia los procedimientos deliberativos del ámbito judicial para recrearlos con fines formativos. Esta dinámica, centrada en dilemas éticos o sociales, permite trabajar de forma integrada la argumentación, la expresión oral, el pensamiento crítico y la toma de decisiones colectivas.
Los participantes se dividen en tres figuras principales. La defensa representa una postura minoritaria o individualizada que debe ser defendida con solidez argumentativa. La fiscalía, por el contrario, sostiene una visión socialmente mayoritaria o vinculada al bien común. Finalmente, el jurado (formado por 5/7/9 alumnos) actúa como órgano imparcial, compuesto por un número impar de estudiantes, con la tarea de observar, valorar las intervenciones y emitir un veredicto razonado.
Cada equipo (defensa o fiscalía) está integrado por cuatro o cinco alumnos que asumen diferentes funciones con el objetivo de distribuir eficazmente las tareas comunicativas:
- Portavoces: responsables de los alegatos iniciales y finales. Expresan oralmente la posición del equipo con claridad, convicción y estructura.
- Estrategas: coordinan la línea argumentativa general, asesoran sobre el enfoque discursivo y participan activamente en la discusión, formulando preguntas o refutaciones.
- Asesores: documentan las fuentes, detectan posibles inconsistencias en el oponente y también intervienen durante la discusión, especialmente al introducir evidencias, ejemplos o contraargumentos.
FASES Y ESTRUCTURA DE LA DINÁMICA
1) Mapeo del universo vocabular (lluvia de ideas)
En 10–15 minutos la clase construye un marco compartido del caso: se ponen sobre la mesa los temas generales, se formulan hipótesis iniciales a favor y en contra, y se fijan los conceptos clave y criterios que guiarán la valoración posterior. A partir de una pregunta guía, se recogen aportaciones rápidas, se agrupan y priorizan ideas, se afinan definiciones operativas y se abren preguntas de investigación. El resultado es un panel léxico-conceptual (pizarra o tablero digital) con las hipótesis consensuadas y un pequeño repertorio de fuentes de partida para orientar el trabajo de los equipos.
2) Trabajo de investigación y documentación por parte de los alumnos en equipo
Antes del debate, los equipos de defensa y fiscalía preparan su estrategia sin pausas intermedias: definen la tesis y 2–3 ejes argumentales, reparten roles (portavoz, estratega, asesor de evidencia), buscan información fiable (normativa, datos, casos, informes y prensa de calidad) y seleccionan pruebas verificables. Con ese material elaboran el guion de los alegatos (inicial y final), una batería de preguntas y un catálogo de posibles refutaciones con contraejemplos y falacias previsibles. Como entregables mínimos, cada equipo cierra un briefing de una página, un cuadro de evidencias (fuente–dato–uso) y una lista de argumentos del contrario con respuestas preparadas.
3) Parte de Debate: exposición, discusión y negociación
- Alegato inicial (2’ por equipo): presentación concisa y persuasiva de la tesis y los ejes argumentales; fija el marco del juicio.
- Discusión y refutación (8’ en total; turnos alternos): intervienen portavoces, estrategas y asesores con preguntas incisivas, contraejemplos, detección de falacias y aportación de evidencias; intercambio ágil, respetuoso y basado en pruebas.
- Alegato final (2’ por equipo): cierre con refuerzo de ideas clave y mensaje final dirigido al jurado.
- Deliberación del jurado (hasta 30’):
- Valoración individual: ficha (enlace) con tres fortalezas, dos mejoras, un recurso retórico deseable y la argumentación más convincente (y por qué), anclando el veredicto en criterios argumentativos.
- Deliberación colectiva: contraste de opiniones, recuperación de argumentos y negociación cuando no hay mayoría clara (inspirada en Doce hombres sin piedad); objetivo: decisión razonada y flexible, que valore contenido y calidad comunicativa.
- Veredicto: por mayoría simple, cualificada o consenso, siempre fundamentado en razones.
EJEMPLOS DE LA ACTIVIDAD
Autor: Héctor López Bajo 23/07/2025